El territorio conquistado por los árabes se denominó Al-Ándalus. Se trata de un concepto político que responde a una realidad geográfica cambiante, pues el territorio fue variando, disminuyendo, con el avance o retroceso de la Reconquista, llegando a reducirse en los dos últimos siglos de su presencia en la Península al reino de Granada.
La conquista árabe de la Península Ibérica trajo como consecuencia la desaparición del reino de los visigodos, asentados en el territorio peninsular desde comienzos del siglo V. Los musulmanes ocuparon prácticamente toda la Península, pero no la dominaron por completo.
En la franja norte existían pueblos que no habían sido dominados tampoco por los visigodos y que no estaban dispuestos a dejarse controlar: esos pueblos eran los astures, los cántabros y los vascones. En la zona del Pirineo también hubo grupos que no aceptaron la dominación árabe y se organizaron en pequeños condados. En el extremo oriental del Pirineo, el monarca franco Carlomagno fundó una frontera o marca, la Marca Hispánica.
Desde esos primeros núcleos de resistencia se inició un proceso de conquista y ordenación de territorios, organizándose los reinos que con el tiempo acabarían dominando toda la Península y controlando territorios y población mediante instituciones políticas. Terminado el proceso de conquista, las dos grandes coronas continuaron su expansión por el mar: la Corona de Aragón por el Mediterráneo, y la Corona de Castilla, al mismo tiempo que el reino de Portugal, inició su expansión por el Atlántico. La población de estos reinos cristianos vivió junto a los musulmanes, y a la población judía que había llegado a la Península Ibérica hacía siglos, y su convivencia dio lugar a un rico intercambio cultural.
España, punto de encuentro de culturas: cristianos, musulmanes y judíos.
División étnico-religiosa de la sociedad de los reinos cristianos durante la Edad Media:
Los tres grupos coexistieron pacíficamente durante parte de la Edad Media, pero desde finales el siglo XIV las minorías musulmana y judía, especialmente esta última, padecieron violentas persecuciones que hicieron difícil su vida en el territorio que antes les había acogido con cierto nivel de tolerancia.
La convivencia de las tres culturas fue, sin duda, un elemento enriquecedor para la cultura hispana, pues cada una de ellas aportaba elementos esenciales que complementaban a las otras dos. Una de sus obras más evidentes fue la que salió de la Escuela de Traductores de Toledo, lugar de encuentro de sabios e intelectuales de las tres culturas.
Las instituciones políticas.
Hay que distinguir las instituciones de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.
La corona de Castilla.
La Monarquía.
Se fue definiendo en los siglos de la Edad Media. Comenzó siendo electiva en el reino astur, y poco a poco se convirtió en hereditaria. Hubo muchos problemas de legitimación y desde el siglo XIV comenzó el proceso de afirmación de la monarquía autoritaria.
Las Cortes
Se reunieron por primera vez en el año 1188 en el reino de León. Se considera como primera reunión de cortes la asistencia a una curia (consejo del rey compuesto por nobleza y clero) de representantes de las ciudades. En las cortes medievales se reunían representantes de los tres estamentos de la sociedad, nobleza, clero y pueblo. Su función era muy distinta de la actual, pues no podían legislar, sino que su principal misión era votar los subsidios económicos que pedía el rey, y apoyar el nombramiento del heredero de la corona.
Los Regimientos
Son los actuales ayuntamientos. Probablemente el primer regimiento fue el de la ciudad de Burgos, creado por el rey Alfonso XI en el año 1345. Para el buen funcionamiento de la monarquía era esencial el control y buena ordenación de ciudades, villas o lugares de menor tamaño, y por ello el rey consideró importante intervenir en su ordenación, en un momento en el que la monarquía actuaba para conseguir un mayor autoritarismo. El regimiento estaba compuesto por alcaldes y regidores, en número que variaba de unos lugares a otros, dependiendo de diversos factores. Sus funciones eran muy amplias: administración de justicia, manejo de la hacienda y atención a los problemas que se planteaban a los habitantes de la localidad.
La corona de Aragón.
La Monarquía
La Corona de Aragón estuvo integrada por tres reinos distintos. El origen de la corona estuvo en el condado de Aragón, que se transformó en reino a mediados del siglo XI. En el año 1137 el matrimonio de la heredera del reino de Aragón, la niña Petronila, con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, dio origen a la corona de Aragón. Más adelante surgió el tercer reino, Valencia, tras la conquista de los territorios de Levante por el rey Jaime I el conquistador.
La forma de gobernarse estos tres territorios era el pactismo, una especie de estado federal en el que cada reino mantenía unas formas propias de regirse. Así cada uno de los territorios tenía, por ejemplo, unas cortes propias, y el rey veía limitado su poder por las leyes, usos y costumbres de cada reino. Se habla de pactismo porque esa forma de gobierno provenía supuestamente de un pacto del rey con sus súbditos.
Como el rey no podía estar siempre en cada uno de esos reinos, nombraba a un representante para que ejerciera sus funciones cuando él no estaba presente. Estos fueron llamados Procuradores, Gobernadores, Lugartenientes o Virreyes.
Las Cortes
En cada uno de los reinos se celebraban reuniones de cortes, con formas de organización independientes.
Los Fueros
Normas particulares por las que se regían las ciudades, villas o lugares de la Corona. Esta situación cambió a mediados del siglo XIII, cuando el rey Jaime I ordenó hacer una recopilación de los fueros existentes y ordenar la redacción de los fueros de Aragón, que se aplicaron en todo este reino.
La Inquisición
El tribunal eclesiástico que había creado el papa Inocencio III para luchar contra las herejías se introdujo en el reino de Aragón a mediados del siglo XIII.